Tú no puedes opinar de eso

 Tú no puedes opinar de eso, todavía no habías nacido

Seguramente esa ha sido una frase que cualquier chileno de 34 o menos años, que habiéndose informado (o no tanto) de lo ocurrido durante el periodo de dictadura ha escuchado en respuesta a algún intento de opinar de ello, pero esa respuesta que coarta, calla y minimiza cualquier posibilidad de expresión no se origina uniformemente del universo global de las personas que aseguran haber vivido el periodo y suponen falsamente que su experiencia es la única que importa, sino que es el estándar casi exclusivo de quienes de alguna u otra forma se sentían cómodos con el régimen dictatorial civil y militar que imperó en Chile.

Respecto de la supuesta imposibilidad de opinar sobre eventos de los que no se es contemporáneo, es un argumento particularmente estúpido, basándonos en ello, no podríamos opinar prácticamente de nada, ya que todo aquello que estructura nuestras sociedades fue creado, pensado o proyectado antes de nuestros nacimientos, significaría suspender todo intento de pensamiento crítico con respecto al mundo que nos rodea y aquello que le da origen, invalidaría además todo el sentido de aprender sobre la historia, reduciría todo conocimiento a simple doctrina que se debe aceptar pasivamente.

Para expresar una opinión no deberían establecerse limitante más allá de la propia capacidad de manifestarla, aunque la validez de la opinión en un contexto dado puede y debe analizarse siempre bajo parámetros que sean pertinentes. En ese sentido, no dudo de que exista gente que se hubiera sentido segura porque los militares durante el periodo de dictadura estaban en las calles, pero esas experiencias particulares en ningún sentido anulan el hecho establecido de que unas 40 mil personas fueron víctimas de violaciones a los Derechos Humanos perpetradas por esos mismos militares y civiles con distinto grado de complicidad. Alguien de 34 o menos podría decir “a mí me gustaría que los militares anduvieran controlando en las calles, así no hay delincuentes”, la respuesta opuesta más probable para eso de alguien que vivió esa experiencia sería darle más información y no callarlo. En el otro caso, para un 34 o menos que sepa que la seguridad no debe ser a costa de la tortura de nadie más, dando el ejemplo de la dictadura, seguro recibiría de respuesta de alguien complaciente con el régimen dictatorial que no puede opinar de eso, porque todavía no había nacido y que los delincuentes y que seguro que los que se llevaban “algo habían hecho” y bla bla bla... Seguramente los 1244 menores de 18 años registrados como víctimas de la dictadura, y especialmente los 176 torturados menores de 13 años “algo habían hecho” como para representar un peligro para el dictador que le mereciera una golpiza, una violación o desaparecerles sin dejar rastro.

Y quien quiera opinar sin haber nacido, pues que se informe, pero que para avalar los abusos no salgan con la tontería del “milagro económico de la dictadura”, porque al menos durante ese periodo, los índices de crecimiento del PIB a penas andaban en el 2%, la pobreza llegó al 40% y el sueldo real era 35% más bajo que en 1970. Ahora el cuento del desabastecimiento de Allende (que poco mérito tiene en la gestión de la crisis), fue producto del acaparamiento y los paros de camioneros y huelgas realizadas con apoyo logístico y financiero de la CIA, de modo que la crisis era artificial, planificada específicamente para motivar el derrocamiento de Allende. Cuestiones que mucha gente que vivió en esa época no era capaz de ver, porque estaban cegados por su propia necesidad contingente o por los medios de comunicación que casualmente también estaban financiados por la agencia gringa, vivir algo no da un conocimiento experto de algo ni la autoridad para callar al resto, sólo sirve para construir un relato personal, una perspectiva subjetiva de la experiencia particular.

Y no, no viví esa época, nací justo el 90, pero para tener una opinión es posible informarse de diversas fuentes y posicionarse éticamente desde algún punto, porque el juicio histórico todavía sigue siendo subjetivo aunque se nutra de fuentes objetivas. Al día de hoy tenemos innumerables cables diplomáticos liberados; informes y estudios económicos accesibles sobre el gobierno de Allende y la dictadura de Pinochet; las opiniones de las personas que vivieron en la época, tanto de los nostálgicos de la dictadura, así como los informes de la comisión Valech y el informe Rettig que recopilan la experiencia de los abusos sufridos, además del testimonio vivo de quienes cargan la tortura o la ausencia de algún ser querido…

Y si alguien todavía pretende callarte por tu opinión, por no haber vivido esa época, desafíale a que un sólo día se abstenga de relacionarse con todo aquello que existe antes de su propio nacimiento, no podrá, porque seguro hasta la mayoría de las palabras que sabe se crearon antes de que esa persona viniera al mundo.

Es absurdo concebir una vida sin pensar, sentir, crear u opinar con respecto o a partir de las cosas que no experimentamos directamente, todo guarda relación con cuestiones que nos anteceden o que suceden más allá de nosotros mismos, ellas nos componen y no debemos aceptar pasivamente nada que transgreda una ética fundamental.


Para citar este artículo por favor usar: 
Cárdenas, L. (10 de septiembre de 2023). Tú no puedes opinar de eso. Sobre lo humano y lo divino. https://fadailalfaqir.blogspot.com/2023/09/tu-no-puedes-opinar-de-eso.html

Si te ha gustado el contenido del blog, puedes dejar una donación AQUÍ.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contra la cultura de la cancelación

Las tres marcas de la existencia (ti-lakkhana)

Sí al aborto en las religiones I