El simbolismo de la luz en “El ángel teñido de púrpura” y su correlación con el texto coránico (III)

Semejanzas y diferencias

Ya han sido expuestas ciertas características generales del símbolo de la luz en ambos textos, sin embargo, más allá de las características concretas lo que resulta más significativo es comprar las interacciones internas del símbolo entre uno y otro texto, vale decir que para el marco de este análisis no se estima como más verdadero uno que otro, por lo tanto no se pretende validar lo “islámico” o no del texto de Sohravardi al contrastarlo con el Corán, sino solamente revisar las correspondencias y formas diferenciadas que adquiere el símbolo de la Luz.

En primer lugar, la luz está permanentemente relacionada con eventos o acciones en un sentido determinado, en todos los casos la luz desciende o es donada por parte del personaje con mayor cercanía a la divinidad o la divinidad misma a otro personaje que se encuentre en un rango inferior respecto de la Luz original, en el ángel teñido de púrpura lo vemos expresado en tanto que el árbol Tuba refleja la luz a la joya que ilumina la noche, o es la Simorgh quien desciendo del mismo árbol hacia la tierra y los doce talleres. También es el ángel-sabio quien muestra el camino hacia la Luz al fututo iluminado y este último a su amigo en el diálogo con el que se abre el relato. Para el caso del Corán es Allah mismo quien expresa como acto de voluntad su donación de la luz en sus múltiples formas tanto a los profetas como a los oyentes posteriores de la recitación. Sin embargo en este segundo caso, cabe recordar que en realidad no es Allah mismo quien se presenta para dar el mensaje, ya que aunque el Corán aparezca como la palabra literal de la divinidad para la tradición islámica, es entregada por la boca del ángel Gabriel al Profeta Muhammad y luego es él quien la recita a sus compañeros. Lo revelador de ambos textos es que para alcanzar su desarrollo en términos espirituales, la persona no puede lograrlo sólo por sí mismo si no fuera por la guía superior. En Sohravardi el ave-alma despierta de su sueño sin ayuda, pero para desprenderse de sus ataduras requiere de completar el camino iniciático que le revela el ángel. Por otra parte, en el Corán, al contar la historia de José, hijo de Jacob (el mismo personaje de la Biblia) en 12:53 dice: “Yo no pretendo estar libre de error, pues sin duda alguna el alma humana siempre ordena el mal, salvo que mi Señor tenga misericordia”. Deja así dependiendo completamente de Allah la posibilidad de recibir la guía iluminadora, caso contrario a la del ave-alma que tiene por sí misma la capacidad de reconocer la limitación en la que se encuentra.

Un segundo punto de relación está en el hecho que la Luz es posible de adquirir, aunque esta sea una cualidad intrínsecamente divina, se marca un método tras la cual se obtiene como recompensa el estado de proximidad a la divinidad, para el relato de Sohravardi (2002) el camino pasa de ser una actividad concreta en términos materiales, pues el viaje se realiza sobre una geografía que no está sobre este mundo, es un itinerario místico, sobre el cual no cabe pensar en términos de racionalidad material para comprender, esto queda claro cuando el personaje que pregunta sobre las maravillas de este mundo busca una alternativa sensata para su modo de entender de cruzar la montaña de Qaf al decir: “durante el invierno, atravesaré la montaña que es de clima caliente; y la que es de clima frío, la cruzaré durante el verano” (p. 37). Y luego: “¿quizá podría horadar un túnel a través de las montañas, y salir por ese agujero?” (p. 37). Ante lo cual recibe el reproche de ángel, debido a que el viaje no se realiza en función de operaciones materiales, sino por medio de un examen de los símbolos, más que ser un viaje por un medio geográfico exterior es un viaje interior. De modo similar, la donación de la luz en el Corán aparece también sujeta a ciertas condiciones pero ya no será un itinerario místico, sino que va a depender concretamente de la actividad religiosa a la manera más ortodoxa, en el texto queda dicho de la siguiente manera en 57.28: “¡Oh vosotros que creéis! Apartaos de la desobediencia a Dios en veneración a Él y piedad, y creed verdaderamente en Su Mensajero. Él os concederá el doble de Su misericordia, y asignará para vosotros una luz para moverse y os perdonará. Dios es indulgente y compasivo”. Para este segundo caso, la luz es una condición que depende de forma exclusiva de la compasión divina, cuestión que no se señala en el texto sohravardiano (2002), donde la obtención de la luz se basa en el trabajo interior ayudado por alguna entidad en posición superior, sin mencionar necesariamente como condición las formas de piedad tradicional, en el ángel teñido de púrpura lo que importa es desarrollar la virtud en uno mismo, según el ángel: “se trata de una virtud semejante a la del bálsamo(…), el bálsamo traspasa gracias a la virtud natural que está en él. Del mismo modo, si actualizas en ti la virtud natural de cruzar esas montañas, en un instante atravesarás las dos” (p. 37).

Un tercer aspecto del símbolo de la luz, es que esta puede manifestarse sobre la persona como un signo de proximidad a la divinidad, en el relato de Sohravardi aparece sobre todo en la intervención de los personajes Zal y Rostam. Zal, quien naciera bajo la mirada de Tuba nos señala su pertenencia al mundo espiritual debido a que naciera con la cabellera y rostro blanco, en dicho caso, la luz está en su mismo cuerpo, no así Rostam, a quien se reviste con una coraza reflectante. Aunque es la Simorgh la que refleja en un grado anterior la luz, es Zal el intercesor entre el ave mística y Rostam, tras lo cual podemos intuir que el traspaso de la luz requiere de una línea sucesoria, lo que se comprueba en el transcurso del relato. Línea sucesoria que en el Corán se desdibuja, pues la relación entre Allah y la donación de su Luz aparece de forma mucho más directa en lo queda dicho en el texto, por ejemplo en el caso de Moisés explicado con anterioridad. Pero por otra parte, también la luz es un efecto de la piedad, la sumisión y el empeño puesto en la práctica religiosa, por ejemplo vemos en el Corán 57.11-12 lo siguiente: “Cualquiera que Le conceda a Dios un buen préstamo*, Dios lo devolverá multiplicado, y tendrá una recompensa honorable y generosa. Ese Día verás a los hombres y a las mujeres creyentes con su luz brillando delante de ellos y en sus manos derechas. ‘¡Buenas nuevas para vosotros hoy! Jardines a través de los cuales discurren los ríos, para morar allí dentro. Este en verdad es el triunfo supremo’.” Pero esa luz que se manifiesta sobre las persona, también se relaciona con los otros individuos que carecen de ella, ahora sí, en ambos textos se ofrecen opciones diametralmente diferentes “Esfandyar debía ir inevitablemente al encuentro de Rostam. Cuando se acercó, los rayos de Sîmorgh caían sobre la coraza y los espejos se reflejaron en los ojos de Esfandyar; su mirada se deslumbró y ya nada pudo discernir. Imaginó y creyó que había sido herido en los dos ojos, porque había entrevisto dos puntas aceradas. Cayó del caballo y pereció a manos de Rostam.” (Sohravardi, 2002, p. 42). En este punto cabe comentar las diferencias entre ambos personajes, por alguna razón que no se precisa en el texto ambos están enfrentados, Rostam no ha sido lo suficientemente fuerte para vencerlo en primera instancia, sin embargo, tras recibir la ayuda de su padre no es que simplemente mate a Esfandyar, sino que le proporciona una experiencia mística, pues logra ver directamente al Simorgh, accede a la experiencia de la aniquilación de sí mismo que va más allá del “fanaa”, pues también sobreviene a él la muerte física al encontrarse en un estado próximo a la divinidad, es eso lo que le deslumbra y no simplemente un brillo intenso, es por eso que luego de esa experiencia la única alternativa para Esfandyar es la muerte. Para este caso, la experiencia de la luz es una experiencia completa con “lo otro” y no es Rostam un poseedor de la luz, quien la adquiere verdaderamente es aquel que lo enfrenta. En tanto en el Corán, quienes aparecen presenciando la luz que se desprende de otros lo hacen en un contexto escatológico, en Corán 57.13-15 se explica que los “hipócritas”, es decir, aquellos que no aceptaron la guía del Corán solicitarán a los creyentes portadores de Luz algo de ésta, pero estos últimos responderán que regresen a la tierra que es el lugar donde se podía obtener si es que pueden, no obstante no podrán y serán separados definitivamente para el castigo. Aquí el Corán da a entender de forma tajante el destino de aquellos que olvidaron el recuerdo de Allah. Este sentido punitivo no está presente en el relato de Sohravardi, aunque en efecto hacia el final de su texto se hace una diferenciación concreta entre los que realizan el trabajo interior y los que no al momento de la muerte, éstos últimos la pasaran con un gran dolor por el golpe de la espada, sin embargo su énfasis siempre está puesto del lado de la obtención del despertar y la liberación del alma que como pájaro vuelve al nido del mundo al cual realmente pertenece.

Ya acercándonos al final del ángel teñido de púrpura se nos presenta la última de las siete maravillas del mundo, la Fuente de la Vida, con la que es preciso ablandar la cota de malla que aprisiona al ave-alma. Dicha Fuente se encuentra en las Tinieblas, sin embargo, esa ausencia de la luz está descrita de forma particular por el ángel: “La oscuridad de la que se toma conciencia. Pues tú mismo estás en las Tinieblas, pero no eres consciente de ello. Cuando aquel que emprende el camino se ve a sí mismo en las Tinieblas, es que ha comprendido que estaba en la Noche, y que jamás la claridad del Día había alcanzado todavía su mirada. Ése es el primer paso de los verdaderos peregrinos. Sólo a partir de ahí es posible elevarse” (Sohravardi, 2002, p. 45). Estas Tinieblas interiores corresponden a un tópico común dentro del sufismo, el “nafs”, es decir, el alma o ego y su tendencia natural hacia el mal, es por eso que el viaje tiene como camino y destino el interior del sujeto y su reencuentro con su cualidad divina, la Fuente de la Vida que está cubierta por esa oscuridad. El ángel dirá: “Pero si es digno de entrar a la Fuente, finalmente, después de las Tinieblas, contemplará la Luz. No debe emprender entonces la huida ante la Luz, pues esa Luz es un esplendor que desde lo alto del Cielo desciende sobre la Fuente de la Vida.” (Sohravardi, 2002, p. 45), hecho esto, el que reciba el golpe de la espada, el fin de la vida, podrá reencontrarse con la Luz de Luces sin experimentar el dolor.

Vida, luz y tinieblas también aparecen asociados en algunas aleyas del Corán, particularmente 6.122 resulta posible relacionar con los fragmentos anteriores, “¿Acaso quien estaba muerto y le devolvimos a la vida proporcionándole una luz con la que camina entre las personas, es como aquel que se encuentra perdido en las profundidades de la oscuridad de la que no puede salir? Así es: a los incrédulos embellecimos todo lo que hicieron para que les pareciera atrayente”. Sin embargo, en este caso queda sustraído el sentido místico, las aleyas que le anteceden tratan sobre indicaciones en la alimentación, y las siguientes sobre aquellos que dudan de la revelación por no ser ellos mismos mensajeros y las advertencias de castigo a los incrédulos y desviados, además de los beneficios que tendrán los que sigan el “Camino Recto”. En este caso, la Luz a la que refiere el texto es la propia revelación coránica que lo distingue del resto de la gente, pero no tiene el inmediato sentido escatológico que se sugiere el relato de Sohravardi donde es primordial la espada que corta la malla que envuelve al ave-alma.


Conclusiones

A lo largo de este trabajo se ha examinado una minúscula porción del amplio mar que resultan ser tanto el Corán como la obra de Sohravardi en general y “el ángel teñido de púrpura” en particular, no obstante el símbolo de la luz como tal recoge una amplia gama de significados y al hablar de ello se puede expresar a la vez gran parte del sentido que tienen ambas obras, a saber, el modo en que se relacionan los universos sagrado y profano. Aunque los textos pertenecen a tiempos y lugares distantes, ambos están cruzados por múltiples influencias, singularmente la tradición islámica bebe de forma declarada de la sabiduría hebrea y cristiana previa a su constitución como una fe diferenciada, pero no hay que desdeñar tampoco las influencias que quedan implícitas, como lo son la tradición platónica y zoroastriana, que para el caso de la obra de Sohravardi son mucho más evidentes.

El símbolo de la luz no es independiente de las culturas que lo emplean, pero a su vez y es ahí donde se van dando constantes agregaciones a sus significados y tras el texto aparecen una mayor cantidad de sub-textos. No es posible aquí establecer que en la luz, como en cualquier otro símbolo, exista una matriz más allá de toda cultura y tiempo, y encontremos un símbolo a manera de arquetipo, pero si hemos podido revisar que la luz en cada texto tiene ciertas características precisas y diferenciadas que interaccionan de maneras determinadas. Para nuestro caso hemos tomado textos que pertenecen a una gran tradición cruzada por el islam y por medio de ello se pueden explicar sus estrechas semejanzas, sin embargo, los símbolos no son equivalentes del todo, pudiendo esto deberse a la diferencia entre la finalidad de cada texto, sobre todo en Sohravardi, quien hace gran énfasis en el aspecto personal del itinerario místico, particularidad del sufismo, pero más aún para este autor que negaba a la forma tradicional de agrupación sufí, la tariqa, al no pertenecer ni fundar ninguna a pesar de sus grandes meritos como filósofo y místico, él mismo decía: "Lee el Corán como si hubiera sido escrito para ti solo"(Sohravardi, 2002, p. 20).

En definitiva, los objetivos del trabajo se dan por cumplidos, más que ser una exposición definitiva respecto de este símbolo, resta hacer un examen aún más exhaustivo atendiendo a las fuentes en sus formas originales, sin desechar este primer análisis sobre traducciones que se estiman idóneas.


*Se refiere a gastar de los propios bienes en favor del islam.




Referencias: 

- El sagrado Corán y su interpretación comentada [A. Ünal, Td.]. (2014). La Fuente

- Sohravardi, S. (2002) El encuentro con el ángel: tres relatos visionarios comentados y anotados por Henry Corbin. Trotta.


Para citar este artículo por favor usar: 

Cárdenas, L. (10 de enero de 2024).  El simbolismo de la luz en “El ángel teñido de púrpura” y su correlación con el texto coránico (III). Sobre lo humano y lo divino. https://fadailalfaqir.blogspot.com/2024/01/el-simbolismo-de-la-luz-en-el-angel.html


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