En torno a los desapegos

El desprendimiento de lo material no se vive de igual manera desde la perspectiva de aquellos que han tenido su aprovisionamiento seguro frente a quienes no, así mismo, muchos "elogios" sobre la pobreza y el desprendimiento de lo material vienen de parte de personajes que llegaron a esas conclusiones filosóficas o adoptaron un modo de vida austero de forma voluntaria, sin mediar la necesidad contingente de verse compungidos y menesterosos como antesala de sus propias reflexiones. Por eso es que en muchos de esos discursos existe cierta trampa, un medio para instrumentalizar las necesidades materiales que derivan en que quienes padecen la pobreza obligada deban simplemente aceptar su condición, como que si de esta en sí misma hubiera un mérito o una sabiduría que les fue heredada mágicamente por el destino… los refraneros, libros de aforismos y post de redes sociales abundan en frases que elogian la pobreza, el desear menos lo material, hondos fragmentos sobre el desprendimiento, muchos dichos de hombres de prestigio y buena posición económica, cuyo sostenimiento material no corría peligro alguno, cuya comodidad (a veces sinceramente austera) estaba asegurada, ya sea derivada por su posición social, sus rentas heredadas o la atención de sus seguidores. 
El hambre, la carencia o la incomodidad en sus términos más simples podrán ser las mismas, pero hay una diferencia fundamental entre haberla escogido y el estar sometido a condiciones estructurales que derivan en la imposibilidad de resolver las necesidades más básicas. No faltará el "alumbrado" que por alguna razón piense que es sólo una cuestión de enfoque personal, es que no lo es, se trata prácticamente en todos los casos de privilegios que permiten llegar a conclusiones como que "la pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos" (Platón, aristócrata rico), otro nos dice "prescinde de todas las cosas si eres sabio y principalmente para que lo seas más" (Séneca, otro rico)... Así podríamos viajar por infinidad de discursos de ricos que elogian la pobreza y el desapego, no sólo en tiempos antiguos, sino que hasta nuestros días.
El problema es que cuando no hay mucho de lo que prescindir, cuando lo que se tiene es apenas lo suficiente para el sostenimiento vital, es todavía una prueba más difícil disminuir los deseos y abandonar lo poco que se pueda poseer. Además, son todavía escasos los discursos que además de elogiar la pobreza se complementen con un llamado claro a la justicia social y los que son así de claros, prefieren escucharlos hasta la mitad, siendo esto culpa no de quienes formularon las altisonantes frases, sino de quienes las difunden mutiladas de su sentido completo, que en la mayoría de los casos, apuntan a dar respuesta a la problemática de la necesidad.
Ya que el ámbito que tocamos aquí es el espiritual... Jesús, el de la Biblia, después de su nacimiento recibió regalos nobles, su padre siendo carpintero, en un entorno donde la madera era un bien preciado, no debió ser pobre, además el texto bíblico confirma que escogió la pobreza (2. Corintios 8,9), pero que además invitaba a que los ricos dieran lo que tienen a los pobres (Marcos 10.21), siendo la redistribución de las riquezas un principio básico de la justicia social, misión que a lo largo de la historia del cristianismo muchos notables hombres y mujeres de aquel credo han adoptado como fundamento de su mensaje evangélico. Lo mismo se repite también en otros personajes de la historia de las religiones… Siddhartha, aquel que se convertiría en el Buda, era hijo de reyes, vivía entre placeres alejado de los sufrimientos del mundo, pero su despertar implicó realizar una exhaustiva búsqueda de respuestas que lo llevó, entre muchas otras cosas a la comprensión de la pobreza como un sufrimiento (AN.6.45), no siendo en ningún sentido algo deseable, más bien un impedimento para alcanzar la realización espiritual, sostener la vida adecuadamente en términos materiales facilita lo demás… vale recordar el concepto de camino medio.
Muhammad es otro ejemplo, llegó a ser un rico y respetado comerciante, pero tras las primeras revelaciones de El Corán, el resto de su vida la pasó de forma modesta, dejando patente en el islam la responsabilidad de los creyentes en torno a los desposeídos, viudas y huérfanos, dejando bien en claro que es la comunidad la que debe hacerse cargo de quienes por alguna razón caigan en la necesidad (Corán 17:26/ al Bujari 1465).
Si bien estos últimos ejemplos siguen siendo personajes de un nivel de vida por sobre la media de su contexto histórico, completan sus discursos en torno al desapego de la riqueza con la necesidad de plantear mecanismos para el establecimiento de la justicia social, en las que el desprendimiento sea realmente una opción y no simple resignación, Un examen a fondo de cada tradición no llevará inexcusablemente a reconocer que en todas ellas existe un camino ascético que establece algún menor o mayor contacto con la sociedad (por ejemplo, encarnados en los eremitas cristianos, los bhikkhu budistas o los faqir musulmanes), pero que ese camino es siempre una elección y nunca una imposición, que acerca más hacia la meta espiritual, mientras al mismo tiempo, desde el mismo credo se establecen mecanismos sólidos (con mayor o menor alcance) para ir en ayuda de la satisfacción de las necesidades sociales.
Es necesario profundizar en esta concepción de la riqueza/pobreza con su relación en el camino espiritual, pues sólo una lectura superficial deriva en creencias acríticas que no consideran como pilar la necesidad de que en cualquier caso, la pobreza debe ser una elección y que esa elección debe darse en un entorno donde todas las personas puedan ser realmente libres de elegir, más allá de todo conformismo o elogio hacia la pobreza obligada como un medio de liberación, es por esto último que deliberadamente he dejado fuera de esta reflexión al hinduismo, por su posición ambivalente al respecto, que considera la pobreza como una maldición o una condición miserable, pero a la vez la dignifica como un medio forzoso para la purificación y liberación del ego (Srimad Bhagavatam 10.10), por lo tanto buena en sí misma, además de su histórico conformismo ante ella desprendido del varnashram (sistema de castas y orden de vida), aunque en contraste tengan todo un subsistema espiritual como el karma yoga, enfocado hacia el cumplimiento de las obligaciones personales y sociales, entre ellas ocuparse de las necesidades de los demás (siempre con desapego).

Se agradece toda contribución y reflexión que al respecto también puedan compartir.


Para citar este artículo por favor usar: 
Cárdenas, L. (18 de agosto de 2023). En torno a los desapegos. Sobre lo humano y lo divino. https://fadailalfaqir.blogspot.com/2023/08/en-torno-los-desapegos.html


Si te ha gustado el contenido del blog, puedes dejar una donación AQUÍ.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los dioses no nacen el 25 de diciembre

El bibliocausto en Palestina

El feminista misógino