Yihad: Cuestiones en torno a la guerra
Ya sabemos que la yihad que aunque posee una dimensión bélica, aquella no es su característica fundamental, pero de todas formas es necesario saber de qué se trata esta dimensión y cuáles son los sus límite, ya veremos que todos aquellos actos de violencia inhumana sobrepasan lo que dentro del islán se considera lícito.
1. Tratar al enemigo con misericordia
Nunca fue el propósito del Profeta destruir al enemigo, ni física ni psicológicamente, bajo ninguna circunstancia, incluso en tiempos de guerra.
Tras la conquista del Castillo de Jaybar, Safiyya binti Huyay y su prima fueron escoltadas hasta el Profeta por Bilal, pasando ante los cadáveres de los judíos muertos que estaban en el camino. Cuando la prima de Safiyya vio los cuerpos de sus familiares muertos, empezó a gemir y a golpearse su cara con las manos. El Profeta le reprochó a Bilal diciéndole: «¡Bilal! ¿Acaso el sentimiento de misericordia ha abandonado tu corazón hasta tal punto que has llevado a estas mujeres a donde estaban los cuerpos?». Bilal dijo: «¡Profeta de Dios! No sabía que no lo ibas a aprobar».
1. Tratar al enemigo con misericordia
Nunca fue el propósito del Profeta destruir al enemigo, ni física ni psicológicamente, bajo ninguna circunstancia, incluso en tiempos de guerra.
Tras la conquista del Castillo de Jaybar, Safiyya binti Huyay y su prima fueron escoltadas hasta el Profeta por Bilal, pasando ante los cadáveres de los judíos muertos que estaban en el camino. Cuando la prima de Safiyya vio los cuerpos de sus familiares muertos, empezó a gemir y a golpearse su cara con las manos. El Profeta le reprochó a Bilal diciéndole: «¡Bilal! ¿Acaso el sentimiento de misericordia ha abandonado tu corazón hasta tal punto que has llevado a estas mujeres a donde estaban los cuerpos?». Bilal dijo: «¡Profeta de Dios! No sabía que no lo ibas a aprobar».
2. La prohibición de la tortura
El Profeta no permitió que el enemigo fuese torturado de modo alguno. Suhayl ibn Amr era uno de los paganos prominentes de La Meca y fue uno de los que insultaron y avasalló al Profeta antes de su emigración a Medina. Suhayl fue hecho prisionero en la batalla de Badr. En una ocasión, intentó escapar, pero fue capturado y devuelto. Suhayl era un buen orador y era capaz de influir a la gente con sus palabras. Omar le dijo al Profeta: «Mensajero de Dios, Déjame que le arranque sus dos incisivos para que no pueda volver a hablar contra ti». A lo cual el Profeta replicó: «No, no voy a hacer que le torturen. Si lo hago, Dios me castigará. Es más, siempre debemos esperar que algún día actúe de algún modo que no te repugne».
El Profeta no permitió que el enemigo fuese torturado de modo alguno. Suhayl ibn Amr era uno de los paganos prominentes de La Meca y fue uno de los que insultaron y avasalló al Profeta antes de su emigración a Medina. Suhayl fue hecho prisionero en la batalla de Badr. En una ocasión, intentó escapar, pero fue capturado y devuelto. Suhayl era un buen orador y era capaz de influir a la gente con sus palabras. Omar le dijo al Profeta: «Mensajero de Dios, Déjame que le arranque sus dos incisivos para que no pueda volver a hablar contra ti». A lo cual el Profeta replicó: «No, no voy a hacer que le torturen. Si lo hago, Dios me castigará. Es más, siempre debemos esperar que algún día actúe de algún modo que no te repugne».
3. Respeto a los cadáveres del enemigo
Los paganos de la época del Profeta tenían por costumbre de mutilar los cuerpos de aquellos a los que mataban en la batalla, destripándolos como venganza. Este tipo de acto era llamado musla. Cuando el Profeta vio el cuerpo de su tío Hamza destripado y mancillado durante la batalla de Uhud, se entristeció profundamente. Y dijo: «Si Dios me da la victoria, haré lo mismo a treinta paganos a cambio de lo que le han hecho a Hamza». Ante lo cual le fue revelado el siguiente versículo:
Y si castigáis, hacedlo en la misma medida en que fuisteis dañados; pero si tenéis paciencia, esto es mejor para los que la tienen. (An-Nahl 16:126)
El Profeta renunció a su juramento y pagó la expiación apropiada establecida por la ley musulmana. El Profeta le dijo a Abu Qatada, que se había enfurecido por la musla llevada a cabo sobre Hamza y que estaba a punto de hacer lo mismo a los cuerpos de los paganos: «¡Siéntate! ¡Aspira a la recompensa que obtendrás de Dios! Los cadáveres de los paganos coraichies han sido puestos bajo nuestro cuidado ¿Quieres que tu nombre sea recordado por lo que hiciste y por lo que hicieron?»
Los paganos de la época del Profeta tenían por costumbre de mutilar los cuerpos de aquellos a los que mataban en la batalla, destripándolos como venganza. Este tipo de acto era llamado musla. Cuando el Profeta vio el cuerpo de su tío Hamza destripado y mancillado durante la batalla de Uhud, se entristeció profundamente. Y dijo: «Si Dios me da la victoria, haré lo mismo a treinta paganos a cambio de lo que le han hecho a Hamza». Ante lo cual le fue revelado el siguiente versículo:
Y si castigáis, hacedlo en la misma medida en que fuisteis dañados; pero si tenéis paciencia, esto es mejor para los que la tienen. (An-Nahl 16:126)
El Profeta renunció a su juramento y pagó la expiación apropiada establecida por la ley musulmana. El Profeta le dijo a Abu Qatada, que se había enfurecido por la musla llevada a cabo sobre Hamza y que estaba a punto de hacer lo mismo a los cuerpos de los paganos: «¡Siéntate! ¡Aspira a la recompensa que obtendrás de Dios! Los cadáveres de los paganos coraichies han sido puestos bajo nuestro cuidado ¿Quieres que tu nombre sea recordado por lo que hiciste y por lo que hicieron?»
4. No atacar a civiles y a inocentes
El hecho de que el Profeta advirtiese a sus amigos y seguidores numerosas veces sobre preservar las vidas de aquellos que no tuviesen nada que ver con la guerra es citado varias veces en la literatura islámica.
El Corán establece este principio en algunos fragmentos: lucha sólo contra los que luchan y no ataques objetivos civiles ni a inocentes que no participan en la guerra:
Y combatid en el camino de Dios a quienes os combatan a vosotros, pero no os propaséis. Es cierto que Dios no ama a los que se exceden. (2:190)
Vosotros que creéis! Sed firmes a favor de Dios, dando testimonio con equidad. Y que el odio que podáis sentir por unos no os lleve al extremo de ser injustos. ¡Sed justos! Eso se acerca más a la temerosidad. Y temed a Dios, pues es cierto que Él conoce perfectamente lo que hacéis. (5:8)
Tratar al enemigo sin misericordia, cometer musla, torturar, matar a mujeres y niños significa traspasar las barreras, los límites legítimos establecidos. Por eso ha sido prohibido por Dios en los versículos arriba citados.
El hecho de que el Profeta advirtiese a sus amigos y seguidores numerosas veces sobre preservar las vidas de aquellos que no tuviesen nada que ver con la guerra es citado varias veces en la literatura islámica.
El Corán establece este principio en algunos fragmentos: lucha sólo contra los que luchan y no ataques objetivos civiles ni a inocentes que no participan en la guerra:
Y combatid en el camino de Dios a quienes os combatan a vosotros, pero no os propaséis. Es cierto que Dios no ama a los que se exceden. (2:190)
Vosotros que creéis! Sed firmes a favor de Dios, dando testimonio con equidad. Y que el odio que podáis sentir por unos no os lleve al extremo de ser injustos. ¡Sed justos! Eso se acerca más a la temerosidad. Y temed a Dios, pues es cierto que Él conoce perfectamente lo que hacéis. (5:8)
Tratar al enemigo sin misericordia, cometer musla, torturar, matar a mujeres y niños significa traspasar las barreras, los límites legítimos establecidos. Por eso ha sido prohibido por Dios en los versículos arriba citados.
5. No atacar a musulmanes
Habiendo establecido que está prohibido matar a no-musulmanes inocentes, incluso en tiempos de guerra, es inconcebible pensar que estaría permitido matar musulmanes inocentes en cualquier circunstancia.
Durante la vida del Mensajero de Dios, nunca se dio un caso de musulmanes matando a otros musulmanes en situación de guerra. Sólo ocurrió un incidente que no fue más que el resultado de un error y un malentendido.
Respecto a este incidente, Muhammad recibió la siguiente revelación:
¡Vosotros que creéis! Si alguien que no es digno de confianza os llega con una noticia, aseguraos antes. No vaya a ser que por ignorancia, causéis daño a alguien y tengáis luego que arrepentiros de lo que hicisteis.(49:6)
El justísimo Dios nunca aprobó que los musulmanes se matasen entre ellos en el campo de batalla, ni siquiera por error.
Habiendo establecido que está prohibido matar a no-musulmanes inocentes, incluso en tiempos de guerra, es inconcebible pensar que estaría permitido matar musulmanes inocentes en cualquier circunstancia.
Durante la vida del Mensajero de Dios, nunca se dio un caso de musulmanes matando a otros musulmanes en situación de guerra. Sólo ocurrió un incidente que no fue más que el resultado de un error y un malentendido.
Respecto a este incidente, Muhammad recibió la siguiente revelación:
¡Vosotros que creéis! Si alguien que no es digno de confianza os llega con una noticia, aseguraos antes. No vaya a ser que por ignorancia, causéis daño a alguien y tengáis luego que arrepentiros de lo que hicisteis.(49:6)
El justísimo Dios nunca aprobó que los musulmanes se matasen entre ellos en el campo de batalla, ni siquiera por error.
6. Actuar dentro de la cadena de orden y mando
Mientras Muhammad estaba vivo, ningún acto de yihad en el sentido de lucha armada, tuvo lugar sin la orden o el permiso del Profeta. Tan sólo tuvieron lugar unos pocos incidentes de dicho tipo en los que hubo conflicto debido a un malentendido. Estos incidentes apenaron al Profeta, y los que los perpetraron fueron advertidos. El Profeta censuró a Abdulllah ibn Yahsh por hacer lo que no se le ordenó que hiciera; Jalid ibn Walid fue advertido por matar a mujeres y niños; Amr ibn Umayya pagó el precio de la sangre de los musulmanes a los que mató.
Mientras Muhammad estaba vivo, ningún acto de yihad en el sentido de lucha armada, tuvo lugar sin la orden o el permiso del Profeta. Tan sólo tuvieron lugar unos pocos incidentes de dicho tipo en los que hubo conflicto debido a un malentendido. Estos incidentes apenaron al Profeta, y los que los perpetraron fueron advertidos. El Profeta censuró a Abdulllah ibn Yahsh por hacer lo que no se le ordenó que hiciera; Jalid ibn Walid fue advertido por matar a mujeres y niños; Amr ibn Umayya pagó el precio de la sangre de los musulmanes a los que mató.
7. Ayuda humanitaria al enemigo
Yihad no siempre significa que hay que hacerle daño al enemigo. Ayudar al enemigo cuando éste se encuentra en una situación de desesperación también está incluido en el ámbito del yihad. Dicho comportamiento también puede reducir la animadversión y hacer que se desmorone la determinación del enemigo.
En los años de sequía y hambruna en La Meca, después de que los musulmanes se marchasen a Medina, el Profeta envió oro a La Meca para que pudiesen comprar trigo, dátiles y forraje. Estas contribuciones les ayudaron a compensar la escasez de dinero que sufrían en La Meca.
Yihad no siempre significa que hay que hacerle daño al enemigo. Ayudar al enemigo cuando éste se encuentra en una situación de desesperación también está incluido en el ámbito del yihad. Dicho comportamiento también puede reducir la animadversión y hacer que se desmorone la determinación del enemigo.
En los años de sequía y hambruna en La Meca, después de que los musulmanes se marchasen a Medina, el Profeta envió oro a La Meca para que pudiesen comprar trigo, dátiles y forraje. Estas contribuciones les ayudaron a compensar la escasez de dinero que sufrían en La Meca.
8. La guerra como último recurso
Usar la fuerza en el contexto del yihad no es siempre lo más correcto.
Como ejemplo de esto, podemos ver que el Profeta abandonó el asedio de Taif, que prometía ser largo, a fin de evitar la muerte de mujeres y niños, victimas de los aleatorios disparos de las catapultas. Lo que quería era evitar el máximo de bajas posible en ambos bandos. Esta fue una sabia política y estrategia que logró alcanzar su objetivo sin entablar batalla alguna. El resultado fue que la gente de Taif ”que se dieron cuenta de que su ciudad se había convertido en un reducto de infieles en medio de la península arábiga” se dirigió a Medina antes del fin de ese mismo año manifestando que se habían convertido al Islam.
Usar la fuerza en el contexto del yihad no es siempre lo más correcto.
Como ejemplo de esto, podemos ver que el Profeta abandonó el asedio de Taif, que prometía ser largo, a fin de evitar la muerte de mujeres y niños, victimas de los aleatorios disparos de las catapultas. Lo que quería era evitar el máximo de bajas posible en ambos bandos. Esta fue una sabia política y estrategia que logró alcanzar su objetivo sin entablar batalla alguna. El resultado fue que la gente de Taif ”que se dieron cuenta de que su ciudad se había convertido en un reducto de infieles en medio de la península arábiga” se dirigió a Medina antes del fin de ese mismo año manifestando que se habían convertido al Islam.
Teniendo en consideración todo lo anteriormente expuesto, tenemos insumos suficientes para distinguir que serían los actos que entran en una definición de yihad y lo que realmente no lo es. No debemos dejarnos engañar por la falsa imagen del islam que dan los medios de comunicación.
La base de este artículo ha sido extraída de:
- Çapan, E. (2005). Terrorismo y ataques suicidas: Una perspectiva islámica. The Light
La base de este artículo ha sido extraída de:
- Çapan, E. (2005). Terrorismo y ataques suicidas: Una perspectiva islámica. The Light
Para citar este artículo por favor usar:
Cárdenas, L. (17 de noviembre de 2022). Yihad: Cuestiones en torno a la guerra. Sobre lo humano y lo divino. https://fadailalfaqir.blogspot.com/2022/11/yihad-cuestiones-en-torno-la-guerra.html
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