El humor en el camino espiritual

No todo son las profundidades filosóficas y los rostros inexpresivos de los sabios... ¡qué cosa más aburrida! Muchas personas ignoran que en el humor y la risa también hay una alta sabiduría que muchas veces ha quedado al costado del camino formal de los ritos y los textos, porque el humor y la risa se dan preferentemente en el espacio más cotidiano del diálogo abierto que da pié para compartir historias, cuentos y anécdotas, que en un contexto no-superfluo, pueden también ser el medio para descubrir grandes verdades espirituales, pero sin el tedio de la reflexión sesuda y a veces incluso sectaria, porque en el humor hay un componente simple y transversal que puede hacer eco más allá de los patrones culturales, el humor, y por supuesto la gracia y risa de una buena anécdota tiene un espíritu universal. 

Pero, nos encontramos con la dificultad de decir que es el humor (el buen humor), sin duda se relaciona con cierta jovialidad, alegría, su manifestación puede ser la sonrisa o las carcajadas ante algún evento que lo amerite. Henry Corbin, filósofo francés dedicado particularmente al islam y sufismo iranio, explica este concepto en relación a la mística de la siguiente forma: “el humor implica la capacidad de alejarse, de retirarse, de tomar una cierta distancia, respecto de uno mismo y de las cosas; y esa retirada proporciona la capacidad de no tomarse totalmente en serio aquello que, en el fondo de uno mismo, uno se toma, de forma inevitable, terriblemente en serio; pero se hace entonces sin traicionar su secreto”1

Además, se puede decir que el sentido del humor, apunta en un primer término a restarle interés al yo o al “ego” de quien se pone delante como transmisor de una experiencia espiritual o de un conocimiento profundo, explicando el sentido claro, pero de una forma amena. Es otra manera de transportar símbolos y códigos que el místico ha de mantener en secreto, pero que al mismo tiempo tiene la propensión a expresar... 

Un día Yoha subió al estrado y se dirigió a la gente: 
– Os quiero decir algo importante. ¿Sabéis lo que os quiero decir? 
Le contestaron: 
– Claro que no, ¿cómo quieres que lo sepamos? 
– En ese caso no os diré nada, porque es inútil comunicarse con ignorantes como vosotros. 
Y se bajó de allí. 
Otro día Yoha volvió a subirse al estrado y dijo a la gente: 
– ¿Sabéis lo que os quiero decir? 
La gente le contestó: 
– Sí, lo sabemos. 
– Muy bien –Dijo Yoha–. Como lo sabéis, no hay necesidad de repetíroslo. 
Los presentes, extrañados, se miraban unos a otros pensando qué podrían hacer para averiguar de qué se trataba. 
Unos días después, Yoha se subió al estado y dijo: 
– Sabéis lo que os quiero decir hoy? 
Entonces algunos dijeron que sí y otros que no. 
Yoha exclamó: 
– En ese caso, los que lo saben entre vosotros se lo pueden decir a los que no lo saben, y así no hará falta que yo diga nada.2 

Sin duda, las palabras de este extraño santón de los cuentos sufís, también conocido como Nasrudín, nos deja con una gran incógnita que no es posible dilucidar con una mente de racionalidad cerrada, podemos tomarlo como una absurda broma, pero en ello no hay demasiado provecho. La clave está en reírse primero, volver a reírse después, para terminar riéndose de uno mismo cuando se obtiene la comprensión de las palabras de Yoha. Por supuesto que hay una serie de aspectos simbólicos clave que el cuento esconde y que pueden ser analizados... El protagonista no se sube a cualquier estrado, sino que ocupa el lugar del Imán en una mezquita, es decir, el que dirige la oración y da sermones, una persona de cualidades espirituales refinadas y bla bla bla... 

Lo que sí es importante aquí seguir comentando es que estos relatos presentes en el sufismo y otras corrientes espirituales tienen como objetivo evadir la estructura racional del pensamiento, logrando una aproximación no-lógica de la realidad contingente y trascendente. 

Es importante recalcar que este humor con sentido espiritual no tiene que ver con reírse de forma cínica o irónica de alguien más, sino del sí mismo o de aspectos que están en la persona, por ejemplo, yo no me río o me burlo de una persona soberbia, sino de la cualidad de la soberbia. Igualmente, el sabio es el que se pone en ridículo (en la lectura superficial), pero al mismo tiempo, esa historia graciosa contiene el secreto, la pista para obtener una enseñanza en la que tenemos la liberta de reírnos seriamente. 

Es la historia de un príncipe que se creía un pavo. Un día llegó al palacio un viejo sabio, que había sido convocado por el rey para que curara la locura del príncipe. El viejo entró en la habitación del joven, se desnudo y ocupó un lugar, debajo de la mesa, donde el muchacho se hallaba. 
– ¿Quién eres y qué haces en mi lugar? -inquirió el príncipe. 
– Soy un pavo igual que tú y deseo ser tu amigo contesto el sabio. 
A partir de ese momento el viejo empezó la readaptación del príncipe y comenzó a vestirse, poniéndose una camisa. 
– ¿Qué haces? –dijo exasperado el joven–. ¿Deseas ser hombre? 
Sonriendo, el viejo respondió: 
– ¿Acaso no sabes que un pavo, aunque se vista de hombre, seguirá siendo pavo? 
El príncipe, a pesar de esas palabras, no quedó muy convencido. Su enojo aumentó cuando vio que su amigo comía un rico plato de la comida real. 
– ¿Ahora comes como ellos? –grito. 
– Tranquilízate –le contestó su compañero– No pienses que al comer como un hombre, el pavo deja de ser lo que es. Puedes hacer todo como los hombres y para los hombres, pero seguirás siendo pavo. 
Estas palabras convencieron al joven príncipe, quien retornó a su vida “real”. 3

Esta simpática historia es de Rabí Najman Debratzlav, místico judío. Aquí ya se hace un poco más complicado decir quiénes son los pavos... si acaso están más próximos a la verdad aquellos que tienen consciencia de ser pavos y se disfrazan de humanos o los humanos que no tienen la menor idea de lo que son interiormente... Todo lo que podamos reír atendiendo a estas historias va bajando cada vez más las defensas racionales de nuestra mente, nos llevan a analizar las cosas a través de múltiples puntos de vista. A la hora de buscar el refinamiento espiritual, las ideas preconcebidas de los dogmas son un gran obstáculo. Aquí otra anécdota de la tradición judía: 

El Jafetz Jaím, famoso por su dedicación a evitar la maledicencia, viajaba en una diligencia con personas simples y se durmió. Cuando despertó, escuchó que estaban discutiendo. ¿De qué están hablando?-preguntó. -Estamos hablando sobre caballos -le respondieron. -Muy bien -dijo el Rabino- es mejor hablar de caballos, que sobre la gente.4

Mirando más hacia el oriente podemos encontrar este interesante texto: 

El espíritu superior que oye hablar del Tao, 
lo practica con diligencia. 
El espíritu mediocre que oye hablar del Tao, 
tanto lo conserva como lo pierde. 
El espíritu inferior que oye hablar del Tao, 
ríe ruidosamente. 
Y, por esta risa, 
se conoce la grandeza del Tao.5

Ya en el texto del Tao Te King tenemos todo un ejemplo de aparente contradicción y abundantes paradojas que van a apuntar a doblegar la racionalidad estricta, e incluso, la risa va a tener un papel por sí misma en el taoísmo. Aquí hay un modo de acercarse a la consumación de su propio camino espiritual que tiene que ver mucho más con la simpleza de la vida que con los recónditos debates filosóficos, para los taoístas el humor debe ser elegante y neutral, sin ofensas, debe ser parte de un fluir natural como lo es la vida misma. Zhuangzi, el segundo personaje más importante del taoísmo después de Laozi, cuenta una serie de historias en las que el sentido del humor es la clave para la comprensión de la naturaleza de las cosas... 

“La esposa de Zhuangzi murió. Cuando Huizi fue a transmitir sus condolencias, encontró a Zhuangzi sentado con las piernas extendidas, golpeando una tamborcillo y cantando. 'Vivías con ella, ella crió a tus hijos y envejeció', dijo Huizi. "Debería ser suficiente simplemente no llorar por su muerte. Pero golpear una tamborcillo y cantar, esto es ir demasiado lejos, ¿no?"
Zhuangzi dijo: 'Estás equivocado. Cuando murió por primera vez, ¿crees que yo no lamenté como cualquier otra persona? Pero miré hacia atrás, a sus comienzos y al tiempo antes de que naciera. No solo el tiempo antes de que ella naciera, sino el tiempo antes de que tuviera un cuerpo. No solo el tiempo antes de que tuviera un cuerpo, sino el tiempo antes de que tuviera un espíritu. En medio del revoltijo de maravilla y misterio se produjo un cambio y ella tenía un espíritu. Otro cambio y ella tenía un cuerpo. Otro cambio y ella nació. Ahora ha habido otro cambio y está muerta. Es como la progresión de las cuatro estaciones, primavera, verano, otoño e invierno.
Ahora se acostará tranquilamente en una amplia habitación. Si la siguiera llorando y llorando, demostraría que no entiendo nada sobre el destino. Así que me detuve”. 6

El humor no es nunca una vía fácil para disipar la profundidad, al contrario, da espacio para la comprensión de lo que es difícil e incluso doloroso, es pedagógico y liberador. 

Si hablamos de humor, el sarcasmo no puede hacer falta, pero no es para referirse a otra persona en concreto, sino para expresarla a modo de ejemplo usándose a sí mismo como excusa. Otra vez, debemos entender que el humor en consonancia con la espiritualidad no es un ataque a otra persona, sino un método para la destrucción de cualidades poco provechosas para el desarrollo interior, lo que se puede apreciar en estas palabras del místico indio Kabir. 


Amigo, dime qué puedo hacer sobre este mundo, 
¡me aferro y sigo retornando! 

Renuncié a mis ropas formales y usé una túnica,
pero me di cuenta que la tela estaba bien tejida. 

Entonces compré una arpillera, pero entonces 
la tendí elegantemente sobre mi hombro izquierdo. 

Contuve mis deseos sexuales, 
Y ahora descubro que a menudo estoy enojado. 

Renuncié a la ira, pero ahora descubro 
que soy codicioso todo el día. 

Trabajé duro en disolver la codicia, 
y ahora estoy orgulloso de mí mismo. 

Cuando la mente quiere romper su enlace con el mundo 
Todavía se agarra de alguna cosa. 

Kabir dice: Escucha amigo, 
¡Son muy pocos los que encuentran el camino! 7

Toda esta variedad de ejemplos espero que sean suficientes para darse cuenta que el conocimiento espiritual y su comprensión profunda no tiene que ser necesariamente seria, fría y grave, sino que también el conocimiento es alegre, cercano, cálido, pero por sobre todo, se encuentra en lo cotidiano. 

Yoha compró un barco para trabajar llegando gente de un lado al otro del río, un día, transportando a un erudito, el hombre le preguntó: 
– ¿has estudiado alguna vez gramática? 
– No, en absoluto – Contestó Yoha. 
– Permíteme decirte que has perdido la mitad de tu vida – Contestó el hombre. 
Yoha siguió remando sin contestar nada. 
Poco después, el viento sopló con fuerza y empezó a llover a chorros. Justo antes que el barco se hundiera, Yoha preguntó al pasajero: 
– ¿Sabes nadar? 
– No – Contestó el hombre aterrorizado. 
– Bueno, permítame decirle que has perdido toda tu vida.8


Notas:
1. El Imán oculto. Henry Corbin
2. Anécdotas de Yoha. Adaptación de Raghida Abillamaa
3. El jasidismo. Beatriz Borovich
4. Anécdotas talmúdicas y de rabinos famosos. Rabino Dr. Simón Moguilevsky
5. Tao te king. Texto 41
6. Navigating The Zhuangzi
7. Kabir: Ecstatic Poems. Robert Bly
8. Anécdotas de Yoha. Adaptación de Raghida Abillamaa


Para citar este artículo por favor usar: 
Cárdenas, L. (2 de octubre de 2020). El humor en el camino espiritual. Sobre lo humano y lo divino. https://fadailalfaqir.blogspot.com/2020/10/el-humor-en-el-camino-espiritual.html

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