¿Qué condena será mi condena?

Bastardo de mil caminos
cuál más prendado de ilusión,
me pregunto por mi destino,
del alma, mi conclusión.

Ya en la cuna me indujeron
a creer en el infierno,
terrible esta desazón,
pero mi espíritu rebelde
más temprano que tarde
se reveló.

El empedrado no es seguro
dijeron que otros caminos
siempre llevan a la desolación,
el dolor, el fuego y la agonía
eterna, triste morada para el corazón.

Para qué hablar de tanto cristiano amor
si haga lo que haga
arderé en el fuego sin razón.

Renuncié, cómo tantas veces lo haría después
abandoné al uno y trino por los muchos,
innumerables nombres de un idioma lejano
que hoy me suenan tan cotidiano
como silla, perro o gato.

Tanta asombrosa novedad,
tanto nuevo vano esfuerzo
nuevamente por escapar ahora
de un ciclo inevitable de vida y muerte.
pero nunca se me dio bien
el postrarme ante nadie más,
siendo servil lacayo de alguien
que vive robando la vida de los demás.

Exploré la hondura de sus misterios,
respuesta certera nunca hubo,
una divinidad que no me necesita
¿Por qué la tendría que alimentar?
Lo mismo si no me hace falta
¿Por qué me debería quedar?

Por blasfemar me prometieron
un nuevo nacimiento
en un tal mundo infernal,
fantasmas hambrientos y demonios
entre ellos me enviaron a habitar.
Dije yo qué tal vez sea mejor eso
que con ustedes continuar.

Al tiempo me encontré
con más cabezas rapadas,
mismo idioma, de mejor hablar,
estos prescindían de los dioses,
Pero huían igual que los demás.

Vivir otra vida ¿para qué?
La memoria falla
tendrás que volver a aprender.
o a aparentar.

Llegar a cualquier estado,
alcanzar alguno de sus cielos,
sus planetas, sus mundos,
desvanecer la autenticidad de yo
en la nada,
… de nada.
Seguí el llamado:
La hora de la oración
desde un parco edificio
que en el resonar de la voz
del potente recitador
me atrajo hasta su puerta.

Ahí todos son sabios
de lo que se les insta a ser sabios,
pero no me sorprende
así mismo es en todos lados,
las primeras palabras prometen
jardines y ríos que no cesan
de entregar néctar para los labios.

Pero el infierno es su contraparte,
menos duradero que la eternidad,
ya es mío, no me lo tengo que ganar,
no me sometí antes,
no me pienso salvar.

¿Cuánto millar de opciones más?
A la balanza mi corazón contra una pluma,
mi reminiscencia devorada.
Al barquero no se le paga,
mi alma en la ribera desconsolada.
Mi espíritu olvidado por los antepasados,
la espectral presencia se vuelve malvada.
Por desoír la doctrina,
mi esencia por siempre atormentada…

A todas las divinidades ausentes,
las que sobreviven
y las que no han sido creadas:
¿Cómo es que piensan repartirse mi semilla eterna?
Mi blasfemia no tiene ganas de arrepentirse
no hay premio o castigo
que la haga sentirse avergonzada.


Jigoku (algo así como un infierno del budismo japonés)


Para citar este artículo por favor usar: 
Cárdenas, L. (5 de mayo de 2019). ¿Qué condena será mi condena?. Sobre lo humano y lo divino. https://fadailalfaqir.blogspot.com/2019/05/que-condena-sera-mi-condena.html

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Comentarios

  1. las primeras palabras prometen
    jardines y ríos que no cesan
    de entregar néctar para los labios.

    Pero el infierno es su contraparte,
    menos duradero que la eternidad,
    ya es mío, no me lo tengo que ganar,
    no me sometí antes,
    no me pienso salvar.

    Mi parte favorita...

    Contigo me siento como una abeja en la miel...

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