Hacia una múltiple uniformidad
Las botellas de Coca-Cola
son todas iguales. Cada hombre es diferente. El proceso de “cosificación” del
ser humano comienza con el intento de asimilar al hombre a las botellas de
Coca-Cola; procura emparejar las diferencias humanas de suerte que entre hombre
y hombre sean mínimas. El ideal para esta civilización práctica sería el que
los hombres fuesen hechos a máquina, todos iguales. Hacia allá se dirige el
proceso*.
Hacia una múltiple
uniformidad
Todos los miedos de
quienes veían a la civilización conducirse a una triste uniformidad han sido
parcialmente refutados. El mercado ha permitido sin duda adherirse a una
infinidad de estereotipos posibles, a ser las botellas de cualquier tipo de
bebida que queramos. No podría ser del todo malo esta democratización del
consumo que sin duda alguna para muchas personas es un reflejo de la búsqueda
de la identidad durante la adolescencia, que a veces trasciende los límites de
aquella edad. Bien por él o por ella que decide orientarse al empeño de
mimetizarse entre otros y otras que visten-expresan-consumen de determinada
manera para acentuar su originalidad.
El problema no es ese, no
es la imagen de individuo que cada uno pretende construir por la búsqueda de su
estilo, el seguir una moda o aferrarse a sus convicciones. El verdadero
problema radica en el ojo que lo ve, es ahí donde se produce ese reduccionismo
a objeto, la auténtica cosificación que elude el encuentro sincero con lo que
está en el interior de las personas más allá de las capas de pintura, telas, accesorios
y discursos prefabricados.
Incluso al fascista es
preciso concederle un pequeño trecho entre lo que es su ideología y lo que es
como ser sintiente, más allá de todo lo equivocado que pueda haber en una
consciencia manipulada, eso no lo aparta completamente de su humanidad.
Cada persona es mucho más
compleja y profunda de lo que a simple vista deja ver, el ideal siniestro de
esta civilización ya no se enfoca necesariamente a la uniformidad, al que todos
marchemos en fila para caer al abismo, sino que procura que a través de nuestra
diferenciación nos consideremos unos a otros como enemigos, nos veamos
mutuamente como estúpidos y hagamos boicot contra el que en apariencia es
distinto por su género, etnia, físico, creencias o cualquier otro motivo que nos
induzcan los medios de comunicación y el mercado.
Pero ¿Cómo cómo avanzar
hacia la múltiple uniformidad? Ese punto en el que nos podemos reconocer en
nuestras grandiosas diferencias pero tan profundamente iguales como especie
humana, como habitantes de un mismo mundo.
Tengo mi respuesta, los
mejores pasos son la ayuda mutua, la bondad, la protección del oprimido, la
lucha contra el opresor y la protección del medio ambiente y sus habitantes
vegetales, animales y humanos. Para eso las mejores armas siempre serán la
inteligencia, el amor y la firme voluntad.
*Cox Balmaceda, A. (1982).
Lenguaje y Vida. Santiago, Chile:
Editorial Renacimiento.
Para citar este artículo por favor usar:
Cárdenas, L. (28 de febrero de 2019). Hacia la múltiple uniformidad. Sobre lo humano y lo divino. https://fadailalfaqir.blogspot.com/2019/02/hacia-una-multiple-uniformidad.html
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