El tiempo sagrado y el tiempo profano

El tiempo sagrado y el tiempo profano
Notas sobre el capítulo II de “Lo Sagrado y lo Profano” de Mircea Eliade

Mircea Eliade nos hace una clara definición conceptual para comprender dos formas temporales que concibe el homo religiosus (hombre religioso), existiendo una  temporalidad profana que se caracteriza por su linealidad, con una simple orientación de principio a fin que corre en una sola dirección. Pero, paralelamente corre el Tiempo Sagrado, que constituye un quiebre ante la otra temporalidad, es un retorno a un tiempo mítico, un tiempo que está marcado por la presencia de los dioses, del influjo de eventos que fundan a la misma comunidad y la dotan de un sentido para sí mismas, es ahí donde nos encontramos con la celebración del rito que recrea y actualiza el mito.

Según el autor, el tiempo se renueva anualmente para el hombre religioso de las culturas arcaicas, de forma que recupera su “santidad” original, en una especie de profunda recuperación de sus cualidades de pureza, en las que el hombre en su quehacer no ha corrompido aún, se ofrece como la posibilidad de un renacer .

La creación como fundación del tiempo remite al acto del dios de convertir el “caos en cosmos”, en la cual participan los miembros de la comunidad a través de la celebración del mito convertido en festividad o actividad ritual que representa este paso del caos al cosmos no es una mera “conmemoración”, sino que es una reactualización efectiva que inserta al hombre dentro de la temporalidad de los dioses. El mito cosmogónico es un insumo para toda clase de creaciones, no solamente para la renovación del tiempo anual, sino que también para la coronación de un nuevo soberano, la sanación de las enfermedades, la actividad agrícola, etc.

Constantemente el hombre religioso está avocado a hacer suyo el tiempo de los dioses, ese Tiempo primordial del mito, repitiendo un modelo que hace a los humanos contemporáneos de sus divinidades, la función de esta reiteración es más religiosa que práctica, dado que se espera volver a unir la actividad de los dioses con la humana mediante el rito que emula el proceder de los dioses y vivir en su presencia.

El Tiempo Sagrado ayuda a que los humanos puedan sobrellevar la nostalgia de estar separados de las hierofanías y teofanías, dando lugar por sí mismos a la recuperación de la presencia activa de sus dioses, Eliade nos dice que “Hasta cierto punto se puede incluso decir que el hombre religioso, sobre todo el de las sociedades «primitivas», es por excelencia un hombre paralizado por el mito del eterno retorno”. Sin embargo, aclara que esta aparente falta de responsabilidad respecto a su existencia temporal profana auténtica no es tal, sino que al contrario, asume un rol profundamente importante en la construcción de su propio universo por medio de la creación del cosmos que al modo de entender de estas sociedades tiene una importancia fundamental. Evaluar esto a los ojos de “los modernos” nos haría conducir a un error de creer que aquello es una posición infantil.

El mito guarda estrecha relación con el Tiempo Sagrado, ya que relata las experiencias de los dioses y los héroes que marcan los precedentes para el tiempo, pero su función va más allá, pues el mito es la revelación del misterio, en el sentido de lo que no se sabe ni se ha visto, el mito inaugura una enseñanza o un modelo para la vida de las personas. Ningún dios o héroe revela  un acto profano, sino que traen hacia la experiencia humana una actividad cargada de sentido sacro, incidiendo en todas las áreas de la vida como la sexualidad, la alimentación, el trabajo...  Contrariamente, lo realizado sin seguir el modelo mítico es considerado una actividad profana, que no une la experiencia del individuo con la actividad de sus divinidades.


En definitiva, El hombre religioso concibe dos temporalidades, una sagrada y otra profana, el Tiempo sagrado, descrito anteriormente tiene la función de recordar al hombre su estrecha vinculación con sus dioses y héroes, el volver sobre el tiempo mítico le ayuda a satisfacer su deseo de “retornar al paraíso” y romper con el simple tiempo histórico, esta segunda forma de ver el tiempo se caracteriza por el alejamiento de la humanidad de su propio origen divino, donde los dioses dejan de tener una participación activa, volviéndose ausentes, de esta manera, con el paso del tiempo profano el universo se corrompe lentamente, lo que acrecienta la necesidad de refundar el tiempo por medio de la recreación de la cosmos en la repetición del mito-rito que regula el quehacer del hombre religioso.

Para citar este artículo por favor usar: 
Cárdenas, L. (1 de enero de 2018). El tiempo sagrado y el tiempo profano. Sobre lo humano y lo divino. https://fadailalfaqir.blogspot.com/2018/01/el-tiempo-sagrado-y-el-tiempo-profano.html

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