De visita en la World Press Photo 2017

Word Press Photo es un concurso internacional de fotografía periodística que premia cada año a las mejores fotos en diversas categorías, como lo son actualidad, deportes, naturaleza, vida cotidiana, entre otras. En su versión nº 60 trae a Chile las mejores imágenes tomadas alrededor del mundo, que son una muestra general de diversos hechos que han marcado la pauta internacional, exponiendo diversas realidades y denunciando distintas situaciones de conflicto en el orbe.

La exposición que se presentó por octavo año consecutivo en el Espacio Fundación Telefónica estuvo abierta hasta el 27 de agosto del presente año de forma gratuita, brindando la oportunidad a los asistentes de realizar un recorrido visual y emocional por el trabajo de los fotógrafos galardonados. Más allá de la valoración técnica es sobre lo que genera interiormente en cada uno de lo que voy a ahondar.
Crédito : Brent Stirton / World Press Photo 
Es innegable el gran poder que tienen las imágenes, logran capturar en un instante una cápsula de tiempo que podría durar para siempre, reflejando, según la visión particular del fotógrafo, un posicionamiento hacia el mundo con un relato que se puede leer en un idioma universal. Obviamente en este certamen internacional hay una calidad artística que destaca, en la exposición no hay ninguna fotografía que se pueda calificar estéticamente como mala, pero al contrario, el contenido y la situación que cuenta se puede juzgar.

Caza ilegal de animales, rescate de especies en peligro, asesinato a un político, refugiados por la guerra, tradiciones locales, represión y lucha social. Entre otras muchas capturas de un instante que reflejan la diversidad de conflictos e intentos de llevar una vida normal dentro de este convulsionado mundo, tal como la fotografía de un hombre que riega una flor que crece dentro del agujero que dejó una bomba…
Crédito : Valery Melnikov / World Press Photo 
Toda la exposición nos pone en entredicho, nos plantea la dificultad de mirarnos al rostro, no en un sentido literal, sino, ver nuestra cara interior, aquella que a la vez se conmueve con todo lo que ve en esas fotografías, pero que también aparta la mirada de forma complaciente a la hora de combatir el mal que presenciamos en la realidad inmediata, consolando nuestra apatía considerando que toda tragedia ocurre más allá de lo que pueden tocar nuestras manos. 

Más allá de toda imagen expuesta, hay una que particularmente llamó mi atención, el retrato de Hellen Alfred, con la que Robin Hammond gana el segundo lugar del World Press Photo 2017 en la categoría “People”. Mediante esta imagen surgen un cúmulo de emociones contrapuestas… la profundidad, contraste, el enfoque perfecto hacia esa mirada que se aparta al resto que componen la imagen ya dice mucho antes que sepamos la historia que hay detrás de esa fotografía. De inmediatamente podemos notar la árida soledad en esos ojos escasamente expresivos y la pena que trata de ocultar esa sonrisa perdida e irrecuperable. Además, el espacio donde se encontraba expuesta la fotografía termina por configurar su relato, ya que estaba posada sobre una pared negra, perfectamente centrada en ella sin ninguna otra fotografía que la acompañara, evidenciando ahí un trabajo bien pensado en la planificación de la exposición, que a pesar de la dispersión en el relato curatorial que en general no era fácil de identificar, específicamente en la disposición para esta foto había un trabajo especial que provoca que quedemos inmediatamente en jaque sin poder realizar otro movimiento que no sea dirigirse directamente a verla, a acompañarla en su exilio.

Al ponerse frente a ella inmediatamente uno queda envuelto en un manto de soledad, a pesar de compartir el espacio de exposición con el resto de los asistentes es posible tener un instante de profunda e íntima reflexión…

La descripción decía lo siguiente:
“Hellen Alfred (41) sufre un trastorno mental, en Juba, Sudán del Sur. Dice que enfermó tras el nacimiento de su sexto hijo. A menudo, los trastornos mentales en Sudán del Sur se atribuyen a la  hechicería. Esto significa que con frecuencia los enfermos mentales son condenados al ostracismo y considerados un peligro para la sociedad. Muchos acaban en la cárcel […] En Juba viven pocos psiquiatras y psicólogos cualificados, pero las ONG internacionales trabajan con las autoridades para mejorar las condiciones de los enfermos mentales”.
Crédito : Valery Melnikov / World Press Photo

Ahora que tenemos algo más de información podemos ir un poco más allá, pensar en como cada uno de nosotros interactúa con el otro, con el apartado. A diferencia de otras fotografías de la exposición, que cuentan sucesos y acciones que pasan por decisiones políticas que nos son ajenas, esta nos invita a actuar en nuestro propio espacio, ya que cada uno es participe de la sociedad en que habitamos y somos responsables de apartar o acoger al que ha quedado marginado. Si bien, en nuestras sociedades que presumen de avanzadas no se atribuye la enfermedad mental a la hechicería, de todos modos continúan estando presentes los miedos hacia el loco, el preso, el pobre, el negro, el homosexual y podríamos continuar con un largo etcétera.

Todos esos miedos yacen en lo más hondo de nosotros mismos, esa parte que se niega a mirar al otro como lo que verdaderamente es y no como una parcialidad que lo califica dejándolo como un ser unidimensional. Todos en nuestro actuar cotidiano sabemos cuanta injusticia toleramos o dejamos pasar indiferentes porque suponemos que no nos afecta directamente, pero tal vez si lo hace, porque de esa manera nosotros mismos edificamos los pilares de nuestra sociedad injusta, que parte con el simple trato entre vecinos y termina por justificar incluso conflictos bélicos.

¿Qué sucede cuando es uno quien ha sido apartado? Porque toda moneda tiene dos caras, dejando también la posibilidad de que nosotros no seamos los victimarios, sino las víctimas. No hay duda que en nuestro recorrido vital nos hemos visto afectados, cada uno sabrá lo doloroso de ser excluido de su entorno.

Nunca dejará de ser necesario empaparse de la realidad del mundo y reflexionar en torno a los sucesos que aunque parezcan apartados pueden tener un correlato a nuestro entorno social. La Word Press Photo es una gran oportunidad que tienen los fotógrafos periodísticos para mostrar su trabajo y para nosotros es un medio efectivo para reconocer cuánto falta por remediar en el mundo, esta exposición se reproduce en varios países del globo, haciendo un puente entre culturas diversas, pero instando a reflexiones que son necesarias para la humanidad entera.

Probablemente Hellen Alfred ni se imagina que su retrato ha sido visto por miles de personas, y que gracias a ella y a la acertada técnica de Robin Hammond nos hacen comprender que sigue siendo necesario hacer grandes esfuerzos en cada uno de nosotros para reconocer el rostro del otro y ver ahí una persona que merece todo el respeto y la valoración que por su sola condición humana merece, pero también mirarnos a nosotros mismos para dejar de consentir con el silencio y la inacción el aislamiento que muchas personas por su condición son sometidas.

En adelante, debemos hacer el intento de mirar al otro y dar el siguiente paso.


Para citar este artículo por favor usar: 
Cárdenas, L. (17 de septiembre de 2017). De visita en el World Press Photo 2017. Sobre lo humano y lo divino. https://fadailalfaqir.blogspot.com/2017/09/word-press-photo-es-un-concurso.html

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