Nosotros y el otro


Cada sociedad en la historia se ha visto a sí misma como el centro del mundo, la acumuladora de los valores más altos, la de más refinada comprensión. Sin embargo, la autodefinición de una comunidad depende también de cierta relación de oposición con una comunidad vecina, de esta manera aparece el concepto de otredad, que no siempre es una distinción amable, definiéndose la mayoría de las veces como un “tú eres lo que no soy yo”, siendo ese “yo” el acumulador de todo lo que es bueno y bello, al contrario de lo que el vecino pudiera encarnar, siendo su manera de entender el mundo errónea o cuanto menos mediocre. La concepción de otredad generalmente no reconoce la legitimidad de las pautas comportamiento y un modo de vivir distinto considerándolo subdesarrollado.

Las peores expresiones de esta incomprensión hacia los demás se expresa en los nacionalismos fervientes y el racismo que ponen la relación con los demás en términos absolutos, difundiendo el prejuicio y anteponiéndolo como modo de sentir, actuar y expresar sin ninguna cuota de racionalidad. 
Sin duda son expresiones absurdas respecto de una realidad que es totalmente matizada.

También es deber de nosotros dar un giro a las nociones negativas sobre la otredad, considerando a los demás como portadores de una riqueza propia, que aunque no se ajusten a nuestros valores es necesario comprender cómo ven el mundo, ya que todos habitamos en una tierra que ya no impone fronteras cerradas a las personas ni a las ideas. Para dar un pequeño impulso a la comprensión, pasaré a revisar las visiones del otro respecto de algunas corrientes espirituales.

En el mundo religioso, la otredad no se define meramente por la creencia, ya que en ella confluyen las afiliaciones nacionales, preferencias alimentarias, rituales y mucho más, aunque las someras definiciones posmodernas de religión releguen a esta al ámbito privado y de la conciencia, la religión (en la práctica concreta) atañe absolutamente todos los ámbitos de la vida, desde cómo se arregla el pelo hasta como se cortan las uñas de los pies, también desde que se abren los ojos por la mañana hasta la forma que es apropiado dormir e incluso como es la manera correcta de respirar (quizá más adelante dediquemos algunos artículos al respecto).

Una de las distinciones duales más conocida para occidente es la que existe entre judíos y gentiles, en primer lugar cabe mencionar que para ser de la religión hebrea es necesario nacer en el seno de una familia de aquella fe, pero particularmente de una madre de esa religión, ya que se transmite de forma matrilineal (aunque también es posible la conversión). 

Con humor... 
La dualidad entre judíos y gentiles no fue determinada desde la creación, ya que Adán no era hebreo, recién el “pueblo elegido” nace con Abraham, con lo que se determina un grupo particular, no para la salvación directamente, sino para habitar una tierra determinada y para desarrollar un rito determinado, cuya novedad residía en la adoración exclusiva de un Dios nacional. A diferencia de lo que pasará posteriormente con el cristianismo y el islam que tendrán como misión extender el monoteísmo, el judaísmo pretendía ser una religión exclusiva de una etnia, lo que no implica que no hubiera salvación fuera del judaísmo, sino al contrario, el hecho de ser un gentil implicaba no ser parte del núcleo ritual, pero si era posible adherir a un ritual alterno (el noajismo) y seguir ciertos preceptos lo cual les hacía posible acceder al monoteísmo, pero sin ser parte completa de la “comunidad nacional judía”.

Históricamente, no hay antecedentes de que esto siguiera los patrones ideales anteriormente expuestos, ya que solamente en el texto sagrado se ha caracterizado a la comunidad judía como una sociedad integrada y relativamente homogénea, las pruebas históricas sugieren más que eran grupos atomizados que tampoco eran monoteístas del todo y que no fueron soberanos en la que era su "tierra prometida". Salvo hasta el presente, en el conformado estado de Israel que se ha tomado tierras, pero que dista mucho de profesar una religión de profetas y sabios admirables como lo fue el judaísmo.

Cabe agregar que el judaísmo contempla un buen trato a los gentiles, la Torá prohíbe dañarlos, robarles o engañarlos. El Rabino Rafael Freue de Buenos Aires explica que “un gentil que cumple los siete preceptos que la Torá establece para él: impartir justicia, no maldecir a Di-s, no servir idolatría, no matar, no cometer adulterio, no robar y no comer miembros de animales vivos, recibe el calificativo de “Jaside umot aolam“, o sea, “correcto entre los pueblos del mundo” y hereda el Olam Habá, el mundo venidero (el Paraíso, la Salvación)”(Ribco, 2010).

La siguiente concepción dual del mundo corresponde a la oposición entre cristianos, paganos y herejes, oposición que se hace sangrienta a lo largo de la Edad Media y llega lamentablemente a la eliminación del individuo opuesto al dogma.

En el cristianismo inicial, que surge en un contexto judío, se ha interpretado la visita de los “magos de oriente” en la epifanía como la aceptación de los paganos respecto de la posición de Jesús al concederle los tres regalos, el oro como Rey (de los judíos), el incienso como Dios (encarnado) y la mirra como hombre (que ha de morir). Esto disuelve la noción de los judíos como el pueblo elegido, haciendo universal el mensaje monoteísta sin distinción, ahora el nuevo “pueblo elegido” será la iglesia, entendida como lo que realmente es, la comunidad de creyentes. 

Más allá del paganismo, que se puede calificar como la adoración a las fuerzas de la naturaleza, otros dioses e ídolos, la que parece ser una noción inocente o primitiva de ver el mundo tras la cual se ejecuta una conversión, existe la noción de herejía que resulta ser en alguna medida más peligrosa por confundir los conceptos fundamentales del cristianismo llevando hacia una fe errónea, en ese caso, la iglesia católica medieval (y a veces la actual) perseguía y eliminaba a sus detractores herejes lo que quedó más o menos superado en el Concilio Vaticano Segundo, en el que por fin se acepta que hay salvación fuera de la iglesia, establece lazos con diversidad de agrupaciones cristianas y reconoce la legitimidad de otras religiones, particularmente el judaísmo y el islam. Si bien se ha avanzado en cuanto a lo que se expresa en sus documentos, aún falta un cambio generacional y un discurso más allegado al ecumenismo y el diálogo interreligioso.

Para terminar con las religiones abrahámicas, el islam distingue dos formas principales de ver a los otros y relacionarse con ellos, a saber: la gente del libro (judíos y cristianos) y los idolatras (todas las demás religiones no monoteístas). Aquellas calificaciones y modos de relacionamiento vienen prescritos en el Corán.
Al igual que para el judaísmo y el cristianismo, en el islam se reconoce la igualdad esencial humana por el simple hecho de ser humano, esto queda patente al leer el Corán (49.13) “¡Oh, seres humanos! Los he creado a partir de un hombre y de una mujer, y los congregué en pueblos y tribus para que se reconozcan los unos a los otros. El mejor de ustedes ante Dios es el de más piedad. Dios todo lo sabe y está bien informado de lo que hacen.” Por lo cual, no se da el entendido que exista una raza o pueblo superiores, se da el entendido que somos una sola humanidad, distintos y con el deber de reconocernos mutuamente, y lo único que hace superior a uno respecto a otros es la piedad, y el único que puede juzgar eso es Dios mismo.

Ahora bien, en la práctica religiosa si se hace distinción, la gente del libro puede calificarse como aquellos que se quedaron en las religiones monoteístas del pasado, pero para ellos también es posible el acceso al paraíso “Quienes creyeron, los judíos, los cristianos y los sabeos que hayan tenido fe en Dios, en el Día del Juicio Final y hayan obrado correctamente, obtendrán su recompensa junto a su Señor, y no temerán ni se entristecerán.” Igualmente existe cierta obligación de cortesía hacia la gente del libro (Corán 29.46), salvo con aquellos que sean hipócritas. También hay algunos versos que suscitan ciertas dudas respecto a lo anteriormente expuesto, tales como 5.51 y 3.118 que prohíben la amistad y el relacionamiento de los musulmanes con los no musulmanes, sin embargo el carácter de esos versos está inscrito en un contexto determinado, cuando la naciente comunidad islámica encontró la oposición de cristianos y judíos en su establecimiento, y se aplican solamente con aquellas personas que es evidente que no se relacionan ellos mismos con buenas intenciones o resultan ser una amenaza.
Todos diferentes, todos humanos

Hacia los idolatras el tratamiento es ciertamente distinto, de los cuales simplemente hay que apartarse por ser asociadores de la potencia de Dios con otros seres, al ver dioses en las fuerzas de la naturaleza o divinizando objetos materiales. Aunque también en el Corán se invita a explicarles acerca de lo que sería correcto, tal es el caso del verso coránico 9.3, sin embargo, para los que no recapacitan se les promete “un castigo doloroso”, seguido, en el 9.5, se hace un enérgico llamado para matar, perseguir y castigar a los idólatras, estos versos han servido para los detractores del islam para crear una falsa imagen de salvajismo que lamentablemente se condice con los actos terroristas invocados por fanáticos que no representan la verdadera religión de más de mil millones de personas, tanto los detractores, como esos supuestos musulmanes al parecer olvidaron el contenido del siguiente verso: “Si alguno de los idólatras te pidiera protección, dale asilo para que así recapacite y escuche la Palabra de Dios, luego [si no reflexiona] ayúdalo a alcanzar un lugar seguro. Esto es porque son gente que no sabe”(9.6). Es importante mencionar que para algunos grupos musulmanes, la aleya 9.5 abroga toda disposición amable respecto de los no-musulmanes.

Para terminar esta sección, cabe decir que los no-musulmanes viviendo en un estado musulmán tienen ciertas obligaciones específicas como el pago de impuestos especiales y la prohibición de hacer práctica pública de su culto, pero igualmente están protegidos por las autoridades musulmanas y exentos de ciertas obligaciones, como prestar servicios en la defensa del territorio.

Ahora pasaremos a ver como se considera a los otros dentro de la tradición hindú, en particular a través de la figura del mleccha, este término curioso se relaciona con una diversidad de características, e identifican al otro en términos de oposición a lo que es el yo-hindú, algunas formas de identificarlo son: el que no sigue la tradición védica, el que come carne, el extranjero, el que no distingue para casarse a su madre y hermana vinculándose con ellas. Generalmente ese concepto se aplica a aquellos que no son autóctonos. En cuanto al otro dentro de la misma sociedad es apropiado referirse a los candalas, dalit o parias, conocidos comúnmente como los intocables o sin casta, despectivamente calificados como “comedores de perros”.

En la extensísima mitología hindú se encuentras dos visiones sobre estos individuos, sea como objeto de compasión o como objetos de repudio. En la India es tristemente célebre la impunidad con la que cualquiera de las castas altas puede cometer abusos a las personas de castas inferiores, ante ello la mayor crueldad son las impunes violaciones a las mujeres sin casta. Un episodio curioso recogido en el Mahabharata cuenta como la Reina Kunti y sus hijos se salvan de la muerte de un incendio provocado, su salvación se debe a que en la misma casa donde pernoctaban, ellos dejan en su lugar a una mujer candala con sus hijos, los que mueren quemados, o mejor, los que dejaron morir quemados con el propósito de poder escapar la Reina Kunti con sus hijos (Vyasa, 2015, p.70), sin embargo, los celebres personajes no son responsables en términos kármicos de esas muertes, es decir, no es un “pecado” lo que hicieron. Por otra parte, hacia los mleccha hay una promesa que no deja lugar a dudas respecto de su posición… “Mleccha-nivaha-nidhane kalayasi kara-bālam” se refiere al avatar Kalki que “Con Su espada, matará a todos los mlecchas sin ningún tipo de consideración” (Śrīmad-bhāgavatam 9.16.33). En la mitología los candalas también fueron exterminados, al menos así lo explica el Srimad Bhagavatam 9.20.30. Pero más allá de todo esto, se encuentran los movimientos bakhti, que aunque basados en los mismos textos sagrados que cuentan estas historias abren la posibilidad de salvación incluso a estos tipos humanos.

Los movimientos Bhakti se caracterizaron por incluir sin distinción a todos aquellos que quisieran entrar, aunque surgido con anterioridad, su gran auge se da gracias a Caitanya Mahaprabhu, a quien se le identifica como un avatar de Vishnu, fue en torno a él que se estructuran los modernos movimientos Bhakti, cuya práctica, el “bhakti yoga” suele ser explicado como el “yoga del amor y la devoción”. El texto que expone las actividades de este Avatar dice “De ese modo realizó Sus pasatiempos el Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu. Visitando la parte occidental de la India, concedió buena fortuna a los yavanas y mlecchas.” (C. C. Madhya 18.213 ).

Igualmente en el C. C. Antya 3.56 se nos dice que “Si hasta un mleccha que ha sido herido de muerte por el colmillo de un jabalí y, en su agonía, grita una y otra vez ‘ha rama, ha rama’, alcanza la liberación, ¿qué puede decirse de quienes cantan el santo nombre con fe y veneración?”. La misericordia alcanza para todos, incluso los que profieren maldiciones, ya que “ha rama” significa “¡maldita sea!” pero a la vez suena como una glorificación al avatar de Vishnu, Rama ¡Oh, Rama! Todo esto quiere decir que tan sólo con pronunciar el nombre de esa divinidad es suficiente para que cualquiera obtenga los beneficios de la práctica religiosa.

No nos hemos olvidado de los candalas, sobre los cuales también queda prescrito ser misericordioso, “Al ofrecer mi agua a este pobre candala que lucha por conservar la vida, me he liberado por completo del hambre, la sed, la fatiga, el temblor del cuerpo, la tristeza, el sufrimiento, la lamentación y la ilusión. Con estas palabras, y aunque estaba a punto de morir de sed, el rey Rantideva ofreció al candala su propia ración de agua sin dudarlo un instante, pues era muy bondadoso y sobrio por naturaleza.” (Bhagavata Purana 3.21.13-14), de esta manera podemos ver que por medio de un acto de compasión es posible acercarse a liberarse de la ilusión, objetivo primordial en toda la tradición religiosa hindú.

En cada uno de los casos existe una gran variedad de concepciones sobre el otro, he querido dar un pequeño resumen, en términos más que nada ideales (y sin olvidar sus sombras) de cómo es y debería ser la relación de estas religiones con sus vecinos, aunque bien es sabido que a lo largo y ancho del mundo tanto líderes religiosos y los creyentes no actúan necesariamente como sus textos y la más misericordiosa interpretación de estos les manda. Hoy en el mundo hay sacerdotes cometiendo violaciones, un estado israelí que oprime cruelmente al pueblo palestino, hindúes y musulmanes en conflicto constante por Cachemira, musulmanes que imponen la religión por el miedo, budistas que masacran musulmanes, hindués y sijh que se violentan mutuamente… en todos los sitios y religiones del mundo la pasividad de quienes dejan que la opresión y la injusticia prevalezcan… La estupidez y violencia humana no conoce religión.

¿Qué es lo que deberíamos tomar como meta al respecto? Podemos quedarnos con este fragmento del Bhagavad gita y meditar en él.

Los sabios humildes, en virtud del conocimiento verdadero, ven con la misma visión a un manso y erudito brāhmaṇa, a una vaca, a un elefante, a un perro y a un comeperros. (Bg. 5.18)




Referencias:
El Bhagavad Gita tal como es [Swami Prabhupada, Td.]. (2000). The Bhaktivedanta Book Trust.
El Corán: Traducción Comentada [I. García, Td.]. (2017). Libro de Signos Fundación.
Ribco, Y. (2010). Lo que la Torá indica acerca de los gentiles. Ser Judio. https://serjudio.com/personas/conversion/lo-que-la-tora-indica-acerca-de-los-gentiles
Srimad Bhagavatam [Swami Prabhupada, Td.]. (s.f.). https://vedabase.io/es/library/sb/ 
Sri Caitanya-caritamrta [Swami Prabhupada, Td.]. (s.f.). https://vedabase.io/es/library/cc/ 
Vyasa. (2015). Mahabharata: El mayor poema épico de la India. Booktrade

Otras fuentes consultadas:
Fundamentalismos y diálogo entre religiones, Juan José Tamayo 
Catecismo de la Iglesia Católica, Editores del Catecismo 
Documentos del Concilio Vaticano II, Concilio Vaticano II 
El islam, Hans Küng
Lo lícito e ilícito en el islam, Yusuf Al-Qaradawy 


Para citar este artículo por favor usar: 
Cárdenas, L. (2 de mayo de 2017). Nosotros y el otro. Sobre lo humano y lo divino. https://fadailalfaqir.blogspot.com/2017/05/nosotros-y-el-otro.html

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